Noche oscura que acudes
a bendecir las horas
muertas
de este maldito insomnio
que como siempre me ronda.
Dame tregua por una luna
y deja que Morfeo me
abrace,
me acune, entonando la
nana
que de niña mi madre
cantaba
para velar mis sueños
y celar mi cuerpo.
Necesito levitar por el
espacio
de tinieblas sin dueño.
Donde el bien y el mal
no sufren el tiempo.
Donde el espacio es la
nada.
Donde nada es real.
Donde todo lo vivido... es
pasajero.
Sombras y deseos se
fundirán
en el caldero del alba.
Para despertar sonriendo
sin recuerdos, sin rabia.
Un rayo de sol se colará
en la estancia
reposando junto a la almohada.
Rozará mi rostro,
morirá en mis labios.
Un sólo bostezo y por fin.
“Ya es mañana”.
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